En esta sección se presentan diez esferas de acción con los
ejemplos prácticos correspondientes, concebidos para los docentes a
fin de que puedan afrontar y prevenir la violencia en las aulas y la
escuela. En algunos casos, se trata de medidas básicas que los maestros pueden
empezar a aplicar inmediatamente en las aulas, tales como la
utilización de una disciplina constructiva y la eliminación del castigo corporal. Otras
exigen niveles más elevados de participación del personal escolar y la
comunidad, como por ejemplo, el establecimiento de mecanismos de seguridad
escolar.
Estas diez esferas de acción para los docentes y los
estudiantes no constituyen una panacea para prevenir la violencia en la escuela. Sirven
para contribuir a crear una cultura escolar no violenta y deben adaptarse a cada medio escolar a través de un diálogo constante entre los profesores y los
estudiantes, así como con los directores de escuela, los consejeros de
orientación, los dirigentes comunitarios y las asociaciones de padres de
familia. Un medio escolar positivo, no punitivo y no violento garantiza los
derechos de todos, ya sean maestros o estudiantes.
1. Abogar por un enfoque holístico que involucre a los estudiantes, el personal de la escuela, los padres de familia y la comunidad
Hable con el director de la escuela, el consejero de
orientación, los colegas, los estudiantes, los padres de familia y los dirigentes
comunitarios para llegar a un entendimiento común acerca del problema de la
violencia en su escuela. Los docentes por sí solos no pueden impedir la
violencia en la escuela. La comunidad escolar en su conjunto debe reunirse para
elaborar de común acuerdo un mensaje firme y claro, según el cual la
violencia, el hostigamiento sexual, el acoso y la intolerancia son inaceptables en el
medio escolar.
Cuando todo el mundo sea consciente de las diferentes maneras
en que se produce la violencia, las personas a las que afecta y
sus consecuencias, será mucho más fácil encontrar soluciones. Ayude a su escuela a preparar un plan de acción en
colaboración con las personas mencionadas más arriba, así como con los profesionales
de la atención de salud, las autoridades judiciales y
policiales, las empresas y otros grupos comunitarios clave. Los planes de prevención de
la violencia elaborados en estrecha consulta y cooperación con otros
actores, tienen más probabilidades de obtener buenos resultados que los que son
preparados por un grupo de profesionales que actúa solo.
Examine la forma en que su escuela puede reducir los
factores de riesgo, por ejemplo, procurando que el entorno físico esté bien
iluminado o transmitiendo a los estudiantes aptitudes para resolver los conflictos de
modo no violento. Para lograr que la escuela sea segura, es
fundamental limitar las ocasiones en que se propicia la violencia y dotar a los
estudiantes de los medios para prevenirla.
Actividad en el aula: Pida a los estudiantes que hablen
sobre la violencia escolar con sus compañeros, su profesor y el consejero de
orientación.
¿Cuáles son las personas afectadas y cómo resultan
afectadas? ¿A qué personas de la escuela y la comunidad podrían dirigirse para
obtener ayuda? Haga una lista de las personas y los organismos que
podrían ayudarles a prevenir la violencia escolar y examinar las
maneras de ponerse en contacto con ellos.
2. Lograr que sus estudiantes se involucren con usted en la prevención de la violencia
Integre la educación relativa a los derechos humanos y la
paz en el plan de estudios escolar. Instruya a los estudiantes sobre sus
derechos humanos, así como acerca de los derechos de sus pares, profesores, familiares y miembros de la comunidad. Les puede informar sobre los derechos
humanos y los derechos del niño utilizando historias, debates, actividades
teatrales, juegos y asuntos de actualidad. Todos esos medios permiten que los
estudiantes analicen y apliquen sus conocimientos sobre los derechos
humanos a la realidad de su propia escuela y contexto comunitario.
Recurra a versiones fáciles de utilizar para los estudiantes
de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención sobre los
Derechos del Niño disponibles en formato impreso y electrónico. En ambos documentos se enuncia el derecho de toda persona a la educación y el
derecho a crecer y aprender en un entorno seguro. Analice esos
documentos con sus estudiantes y trate de definir maneras de entender, proteger
y respetar los derechos humanos de todos en el aula.
Involucre a los estudiantes en el establecimiento de reglas
y responsabilidades en el aula. Pida a la clase que redacte un código de
conducta con usted. ¿Qué medidas son correctas, qué medidas
perjudicarían a otros o perturbarían la clase y qué medidas son fundamentales para
que usted pueda enseñar y sus estudiantes puedan aprender en un
entorno pacífico? Al redactar juntos un código de conducta, se aclaran los
derechos y deberes de todos y se alienta la participación de los estudiantes.
Actividad en el aula: Pida a los estudiantes que analicen
con usted y con sus compañeros lo que es violento y lo que no lo es.
¿Qué derechos concretos se ignoran en los actos de violencia? Proponga maneras
de concientizar a los estudiantes sobre los derechos humanos en
la escuela y de lograr que se respeten y valoren las diferencias, por
ejemplo, mediante debates, viajes de estudio, juegos, actividades teatrales y relatos.
3. Utilizar técnicas y métodos de disciplina constructivos
Aplique reglas del aula que sean positivas, instructivas y
breves: Cuando se elaboren las reglas del aula, en la lista no
deberían incluirse más de cinco o seis reglas. La lista debe ser sencilla y
concisa. Las reglas deben definirse de modo positivo y no negativo para indicar
claramente a los estudiantes el comportamiento que deben observar, en
lugar del comportamiento que han de evitar. Asegúrese de que esas
reglas no sean incompatibles con las normas de toda la escuela.
Motive positivamente a los estudiantes: Motive los comportamientos positivos mediante el contacto
visual, el asentimiento con la cabeza o una sonrisa. También se pueden conceder
puntos de crédito suplementarios o cinco minutos más de tiempo de
juego al final del día. El hecho de mencionar delante de la clase los buenos
resultados obtenidos puede ser particularmente gratificante para los estudiantes.
Asimismo, puede designar al “grupo que mejor se ha portado” cada
semana y mostrar su nombre en una zona visible del aula. Cuando se utilice
ese tipo de reconocimiento, siempre deberá ser inmediato y limitado, aunque
gratificante.
Aplique medidas disciplinarias que sean educativas y no
punitivas: Asegúrese de que cuando sancione a un estudiante, las
medidas se concentren en su mala conducta y sus consecuencias y no en el propio
estudiante. En función del carácter de la mala conducta, se podrían
utilizar algunos de los métodos disciplinarios siguientes:
- reservar tiempo después de las clases o durante los recreos
para examinar la mala conducta (por qué surgió y qué debería hacerse para
corregirla);
- pedir al estudiante que se disculpe;
- cambiar la disposición de los asientos;
- enviar notas a los padres o hacer visitas a los hogares;
- analizar la gravedad de la situación y tomar la decisión de
remitir al estudiante a la oficina del director de la escuela, en función de las
circunstancias.
Actividad en el aula: Proponga a los estudiantes crear un
club de estudiantes contra la violencia. Puede ayudarles a organizar
actividades para promover una campaña por la paz y un recinto escolar
seguro para todos.
4. Ser un factor activo y eficaz para poner fin al acoso
Trabaje en la elaboración de una definición común del acoso
entre los profesores, los representantes de los estudiantes, el
personal de la escuela y los miembros de la comunidad, para que la gente pueda
hacer valer las mismas expectativas al respecto consecuentemente.
El acoso
adopta, entre otras, las siguientes formas: acoso físico: golpear, propinar patadas, empujar, asfixiar o
dar puñetazos; acoso verbal: amenazar, burlarse, provocar o utilizar un
lenguaje que incita al odio; exclusión social.
Aplique sistemáticamente sanciones en los casos de agresión
verbal y física. Las sanciones eficaces presentan las siguientes
características: son reducidas, de modo que se puedan utilizar
constantemente; su gravedad aumenta si se repiten las agresiones; son previsibles e inmediatas; se basan en las mismas expectativas para todos los
estudiantes.
Por lo general, las sanciones consisten en la privación del
tiempo no dedicado a actividades estructuradas, como el recreo, el almuerzo con
los pares o las actividades extraescolares.
Aliente a los consejeros escolares o al personal de la
escuela a brindar orientación a los acosadores al tiempo que se aplican las
sanciones.
Ayude a los estudiantes que son víctimas de los acosadores.
Anímelos a hablar con los profesores y los consejeros escolares,
colaborando simultáneamente con los padres de familia, los estudiantes y
el personal para evitar que sean constantemente objeto de victimización.
Faculte y conciencie a quienes presencien los hechos para
que los denuncien a los adultos, apoyen a las víctimas y desalienten
el acoso. Con ese fin, se pueden organizar programas de mediación y resolución
de conflictos entre pares que enseñen a los estudiantes a ayudarse entre sí, a
informar acerca de los actos de acoso y a aprender estrategias para resolver
conflictos.
Reconozca y valore la actuación de los estudiantes que se
ayudan entre sí para poner fin al acoso. Es igualmente importante
garantizar que quienes denuncian los hechos no sufran represalias.
Actividad en el aula: Aliente a los estudiantes a ayudar a
los compañeros de clase a solucionar las disputas de forma pacífica.
Dígales que hablen con usted y con un consejero de orientación si alguien los
está acosando o está acosando a otro compañero.
5. Fomentar la capacidad de adaptación de los estudiantes y ayudarlos a afrontar los retos de la vida de modo constructivo
Fomente la capacidad de adaptación de los estudiantes y su
aptitud para hacer frente a los problemas cotidianos, al estrés y a la
adversidad con eficacia, ayudándoles a entablar relaciones positivas con los demás.
Cuando se aumenta la capacidad de adaptación, se reducen las probabilidades de
que un estudiante reaccione con violencia o sea víctima de ella. Los docentes
que observan una conducta pro-social y constructiva, proporcionan orientación
y ofrecen protección, aumentan la capacidad de adaptación de sus estudiantes,
mostrando un modo positivo y alternativo de responder a los desafíos de la
vida. Esos docentes sirven de modelo de comportamiento para establecer relaciones
positivas y solidarias.
Involucre a su escuela en un programa de educación para la
paz con el fin de desarrollar habilidades para la resolución de
conflictos. Gracias a los programas de educación para la paz, los estudiantes pueden
entender cómo se produce la violencia, desarrollar capacidades para
reaccionar de modo constructivo ante ella e informarse sobre alternativas a la
violencia.
Aliente a su escuela a crear un programa de orientación
escolar. Los consejeros pueden ayudar a los estudiantes a hacer frente a
las dificultades de la vida e intervenir de forma preventiva. Pueden prestar
apoyo a los docentes, al personal de la escuela y a los estudiantes para
prevenir y afrontar la violencia de las siguientes maneras: actuando como mediadores en situaciones que parezcan
tornarse hacia la violencia; ayudando a encontrar una solución pacífica antes de que la
situación degenere en una violencia física; colaborando con las víctimas y los autores de la violencia y
prestando apoyo psicosocial; promoviendo programas dinámicos destinados a abordar
problemas como el acoso, el uso indebido de drogas y las actividades de las
bandas.
Participe en juegos de prevención de conflictos con sus
estudiantes.
Pida a los estudiantes que escenifiquen una situación, por ejemplo,
“¿qué ocurriría si tuvieras que enfrentarte con un acosador? ¿qué
harías?”.
Al crear situaciones que momentáneamente son reales, los
estudiantes pueden practicar para hacer frente a situaciones estresantes,
desconocidas o complejas.
Organice igualmente juegos en los que los
estudiantes asuman un nuevo papel, como el que podrían estar afrontando otros
compañeros, para fomentar la empatía. Pida a los estudiantes que analicen
cómo se sintieron y qué soluciones dieron buenos resultados.
Haga saber a sus estudiantes que los actos y palabras de
carácter violento, por insignificantes que sean, no serán tolerados.
La aplicación sistemática de medidas disciplinarias aplicadas a raíz de
las infracciones cometidas en la escuela, transmiten a los estudiantes el
claro mensaje de que los comportamientos abusivos y la falta de respeto de los
derechos de una persona, son inaceptables.
Actividad en el aula: Organice actividades teatrales en el
aula en las que los estudiantes representen conflictos violentos. Pida a los
estudiantes que estudien cada conflicto y las maneras de resolverlo de
forma pacífica.
6. Ser un modelo de conducta positivo denunciando la violencia sexual y por razones de género
Sea consciente de los prejuicios de género, que fomentan la discriminación por razones de género. A veces los profesores
tienen ideas distintas acerca de los niños y las niñas. Por ejemplo,
algunos piensan que a los niños se les dan mejor las matemáticas o que estos son
“inteligentes por naturaleza”, mientras que las niñas “son tranquilas y
trabajadoras”. Ponga fin a los estereotipos y a las distintas expectativas que se
tienen respecto de las niñas y mujeres y los niños y hombres. Fomente una mayor
sensibilización acerca de los prejuicios de género en el aula y aliente a
sus colegas a hacer lo mismo. Los niños varones son autores y víctimas de la
violencia sexual en la escuela y, por tanto, los docentes no deberían
concentrarse únicamente en la victimización de las niñas.
Asegúrese de que la interacción que mantiene con los niños
es similar a la que mantiene con las niñas. Si la interacción entre el
profesor y las niñas es menos frecuente y/o de menor calidad, la autoestima y
confianza en sí mismas de éstas pueden disminuir, lo que a su vez aumenta las
probabilidades de que sean objeto de victimización. Para alentar a las niñas a
participar en el aula, se podría dividir la clase en grupos de debate, de
modo que las niñas constituyan la mayoría de un grupo o grupos. Por lo general,
las niñas se sienten más libres de expresarse cuando están rodeadas de
otras personas de su sexo.
Aliente a su escuela a poner en marcha un programa de
formación para los docentes, los estudiantes y la comunidad a fin de
entender y detectar los casos de violencia sexual y por razones de género y
tomar medidas al respecto. En la formación se debe concientizar acerca de los
prejuicios de género que provocan la violencia por razones de género y se
debe reconocer que existe un vínculo entre la violencia contra las niñas en
la escuela y las reducidas tasas de asistencia y permanencia escolar de
éstas.
Ayude a su escuela y su comunidad a reconocer la necesidad
de proteger a las niñas y mujeres en el medio escolar. En las
situaciones de conflicto y post-conflicto, las niñas y mujeres son especialmente
vulnerables a la violencia relacionada con los conflictos.
Recomiende que el personal de la escuela reciba formación
sobre la violencia sexual y por razones de género y que se fortalezca
la representación de las mujeres en las estructuras de administración. Si se
imparte formación al personal para que detecte y apoye a las víctimas de la
violencia sexual y por razones de género, será más fácil prevenir la violencia.
Cuando las mujeres ocupan puestos de dirección, se presta un mayor apoyo a las
víctimas y se fomenta la denuncia de la violencia sexual.
Rompa el silencio. Denuncie la violencia y utilice
adecuadamente los mecanismos de información. Anime a sus colegas y a los
estudiantes a dar el nombre de los autores de la violencia, tanto dentro
como fuera de la
escuela.
Actividad en el aula: Inste a los estudiantes a no
insultarse y a no burlarse de los demás, especialmente en lo que respecta a
las diferencias entre los sexos. ¡Cada persona es diferente, pero todos
somos iguales!
7. Promover los mecanismos de seguridad escolar
Propicie e impulse una administración sólida y una dirección
eficaz de la escuela. Es importante que ambas colaboren con los
docentes y las autoridades encargadas de la educación para formular y
aplicar políticas destinadas a eliminar los abusos de poder, a detectar las actividades
violentas desde las primeras etapas y a cultivar la confianza de la
comunidad en la escuela.
Ayude a su escuela a elaborar un código de conducta basado
en los derechos en el que se reconozca el derecho de toda persona a
aprender y enseñar en un medio escolar seguro, a denunciar los actos de violencia sin represalias y a participar en la toma de decisiones.
Promueva mecanismos de información fáciles de utilizar por
los estudiantes que les alienten a denunciar la violencia. Los servicios de
denuncia deberían prestar apoyo y ser receptivos y confidenciales.
Tómese en serio las denuncias de violencia presentadas por
los estudiantes y tenga presente su bienestar. Para ello, hay
que dar la debida importancia a lo que digan los estudiantes y no quitar
trascendencia a la situación.
Actividad en el aula: Proponga que se organicen reuniones de
diálogo con los docentes, los estudiantes, el director de la escuela
y el consejero de orientación a fin de preparar un código de conducta
escolar para todos.
8. Brindar espacios seguros y acogedores para los estudiantes
Lleve a cabo una labor de mapeo con los estudiantes para
determinar qué lugares de la escuela son seguros, cuáles son peligrosos
y cuándo corren más peligro los estudiantes. Además, el personal de la
escuela debe estar alerta sobre los rincones oscuros, las zonas mal iluminadas,
las cajas de escalera sin vigilancia y los baños, donde los estudiantes
podrían ser víctimas de abuso sexual o agresión.
Señale la necesidad de disponer de baños privados y seguros
para las niñas y mujeres. Un motivo simple, aunque importante, por el
que las niñas no van a la escuela es la ausencia de retretes seguros y
limpios y otros servicios que garanticen la intimidad.
Trabaje conjuntamente con otros empleados para garantizar
que los patios de la escuela sean seguros gracias a la presencia de adultos
que supervisen a los estudiantes. Estos necesitan lugares seguros para
jugar entre las clases y después de la jornada escolar.
Actividad en el aula: Proponga iniciar una campaña a favor
de un entorno escolar seguro localizando los lugares del recinto
escolar que carecen de iluminación o son inseguros.
9. Adquirir aptitudes de prevención de la violencia y resolución de conflictos y transmitirlas a los estudiantes
Reciba formación en materia de resolución de conflictos por
medios no violentos, enfoques de la organización escolar basados en
los derechos humanos y educación para la paz. Solicite al director de su
escuela o a las oficinas locales del Ministerio de Educación que le informen
sobre las oportunidades de formación existentes. En el Anexo II también puede
encontrar información acerca de materiales en los que se proponen
medios prácticos de prevenir y resolver los conflictos en las escuelas.
Experimente técnicas de mediación de conflictos y enseñe a
los estudiantes cómo utilizarlas para resolver sus propios
conflictos.
Enseñe a los estudiantes aptitudes de negociación que les
permitan:
a) definir su conflicto (“¿Acerca de qué estamos
discutiendo? ¿Por qué y cómo surgió el problema?”);
b) intercambiar posiciones y propuestas (“Creo que debería
ser de esta manera porque…”);
c) examinar la situación desde los dos puntos de vista (por
ejemplo, mediante actividades teatrales o debatiendo);
d) elegir opciones en que ambos estudiantes puedan encontrar
soluciones beneficiosas para todas las partes (“Hoy probaremos a tu
manera y mañana a la mía, para ver cuál es mejor.”);
e) llegar a un acuerdo sensato.
Enseñe a los estudiantes a actuar como mediadores para
resolver de modo constructivo los conflictos de sus compañeros de clase.
Elija un problema que podría surgir o haya surgido entre dos
de sus estudiantes.
Haga que dos estudiantes escenifiquen el problema y pida a
un tercero que ayude a sus compañeros a llegar a un acuerdo. Solicite al
tercer estudiante que utilice sus conocimientos sobre sus compañeros y sobre
el problema para proponer lo que a su juicio sería un buen arreglo.
Una vez que todos los estudiantes hayan adquirido las
aptitudes de negociación y mediación, designe a dos estudiantes cada día, de
preferencia un niño y una niña, para que actúen como mediadores o conciliadores
oficiales.
Haga rotar las funciones de mediador oficial entre todos los
estudiantes para asegurarse de que todos ellos conozcan bien las técnicas.
Los mediadores oficiales sirven para mediar en todos los conflictos que no pueden ser resueltos por las partes interesadas.
Actividad en el aula: Enseñe a los estudiantes a contribuir
a la mediación de conflictos entre sus compañeros de clase.
Designe un conciliador de la clase cada semana para que todos puedan
adquirir y poner en práctica las aptitudes de resolución de
conflictos y negociación.
10. Reconocer la violencia y la discriminación contra los estudiantes discapacitados y los procedentes de comunidades indígenas o minoritarias y otras comunidades marginadas
Tal vez tenga que explicar a otros estudiantes los motivos
por los cuales algunos niños se comportan de forma diferente, tienen
problemas de aprendizaje o se ven limitados para practicar deportes u
otras actividades físicas debido a sus discapacidades mentales, físicas o de
aprendizaje.
Recalque que todos los miembros de la clase son diferentes
de distintas maneras y eso es lo que los hace únicos. Se han de valorar
las diferencias.
Toda persona tiene derecho a ser respetada por ser quien es.
Puede ser necesario realizar una labor similar en las reuniones de
padres de familia y profesores.
Trate de darse cuenta de los posibles prejuicios o supuestos
que usted o sus estudiantes podrían difundir en el aula. Invite
a sus estudiantes a reflexionar de modo crítico sobre los supuestos o estereotipos
que podrían concebir y que son la causa fundamental del trato que
dispensan a otros que son distintos de ellos. Elabore un modelo de la conducta que
desea promover entre sus estudiantes.
Diga lo que piensa inmediatamente si los estudiantes hacen comentarios discriminatorios. Explique a los estudiantes que
las palabras pueden herir. Esté atento a la violencia física que pueda ir
unida a comentarios discriminatorios y racistas, por insignificante que pueda
parecer.
Verifique el programa escolar y los libros de texto. ¿Tratan
de desarrollar el entendimiento acerca de la existencia de las distintas
culturas de la sociedad? ¿Ayudan a entender las diferencias y alientan a aprender a
vivir juntos?
Absténgase de convertir a los estudiantes en portavoces de
su grupo cultural o étnico, pues lo único que se conseguirá al
“catalogarlos”, es aislarlos del resto de la población estudiantil. Si se les
ayuda a integrarse en la clase, se aumentará la toma de conciencia acerca del
valor positivo de la diversidad.
Actividad en el aula: Pida a los estudiantes que dispensen a
sus compañeros de clase el mismo trato que les gustaría recibir
de ellos, especialmente a los que podrían ser diferentes, proceder de
culturas distintas o tener limitadas sus capacidades físicas o
mentales. Recuerde: hay que valorar las diferencias y toda persona tiene derecho
a ser diferente.